No se va a llorar
no en este patio,
no debajo de esta lluvia
que clama perdón...
No van a haber susurros
ni ventanas,
nada de aplausos,
ni una sola astucia
ni siquiera un traje...
No podrá prenderse el aire,
no en este día de moscas
no mientras se ufane,
del disparo resta la vigilia
como última foto...
No se va a hacer silencio
ni fuga
ni altares empedrados,
no van a subir estertores
máquinas
juicios
ni embates...
No se lamentará el tiempo
ni sus agujas,
no debajo de las uñas
tampoco en el bolsillo...
suficiente con perder
la cáscara, el mantel...
te vas de mi y es simple:
ya no te persigo...
PALABRA FEBRIL
Poemas, relatos, y otras salvaciones...
viernes, 24 de marzo de 2017
domingo, 29 de enero de 2017
y tuve que escribirle a tus pies
y tuve que escribirle a tus pies...
no conozco tu rostro
pero en tus tobillos
ya descubrí una madrugada...
te traen hasta mi tus pies
con sus arcos dóricos
y no pregunto...
los besos se me sueltan,
la lengua se atreve
en tus pies
son diminutos tus pies,
caben en una tregua
y en ellos el barro se conjuga
no te han traído hasta mi tus pies
pero allí empieza el desplome,
de tus pies a tus venas
de tus venas al canto
del canto a tu ombligo
que no es la mitad del mundo
pero lo quiebra en dos...
y todo por tus pies
blancos y dulces
como el silencio antes del bocado
porque así te presumo
descalza y tiritanto...
no conozco tu rostro
pero en tus tobillos
ya descubrí una madrugada...
te traen hasta mi tus pies
con sus arcos dóricos
y no pregunto...
los besos se me sueltan,
la lengua se atreve
en tus pies
son diminutos tus pies,
caben en una tregua
y en ellos el barro se conjuga
no te han traído hasta mi tus pies
pero allí empieza el desplome,
de tus pies a tus venas
de tus venas al canto
del canto a tu ombligo
que no es la mitad del mundo
pero lo quiebra en dos...
y todo por tus pies
blancos y dulces
como el silencio antes del bocado
porque así te presumo
descalza y tiritanto...
sábado, 14 de enero de 2017
y buscarte...
...y buscarte
entre este humo
en el que me voy deshaciendo,
torvos los dientes
viejo el hastío
que aparezca
y desaparezca
esa tu sonrisa fantasma,
jugando a las escondidas,
impasible
entre mis ayes arrugados
esta noche
en mi anhelo,
pesas como una plaza deshabitada,
gritando,
y al volver
la ventana se priva de luz
de palomas,
de ruidos,
de aires,
que ya no están,
como no estás tú
esta promesa de boca
va lejos,
rasgando manteles
apostando a perdedor
contando con que al reventar las sienes
se viertan tus olores...
entre este humo
en el que me voy deshaciendo,
torvos los dientes
viejo el hastío
que aparezca
y desaparezca
esa tu sonrisa fantasma,
jugando a las escondidas,
impasible
entre mis ayes arrugados
esta noche
en mi anhelo,
pesas como una plaza deshabitada,
gritando,
y al volver
la ventana se priva de luz
de palomas,
de ruidos,
de aires,
que ya no están,
como no estás tú
esta promesa de boca
va lejos,
rasgando manteles
apostando a perdedor
contando con que al reventar las sienes
se viertan tus olores...
sábado, 1 de octubre de 2016
viernes, 25 de marzo de 2016
Una historia a pedazos
Entra a tu oficina, te la presentan, la
miras desprevenido, y descubres en sus ojos un océano. Es su primer día de trabajo. Ella también te
ve, no por mucho tiempo, pero lo suficiente para convertirte en sal. Regresas a
tus carpetas con una posibilidad que no tenías cuando tomaste el metro esta
mañana.
Llegas temprano a la oficina. Hoy sí.
Ahora sí. Te fijas si ya llegó. Te fastidia
el puesto vacío, la computadora apagada. Una nueva mirada y la cascada de
su cabello negro atraviesa la puerta de vidrio, se desparrama por todos los escritorios.
Sonríes para ti. Solo para ti. Te convences. Pasan semanas, no dejas evidencias,
más bien, murallas. Solo tú sabes del temblor en el estómago, cada mañana, a
las ocho en punto.
Haces tiempo en tu cubículo, te
obligas a coincidir con ella en la cola del almuerzo. Se sientan en la misma
mesa, casual, espontáneos. Una vez. Dos veces. Tres veces y más... Van al
teatro. Una vez, dos veces. Varias. Van
al cine. Comparten un café, y otro, y otro. Un concierto. Se aburren en una
conferencia. Hablan del otro. Se cuentan. Conoces que arrastra dolores e ilusiones.
Ella se entera que ondeas tu soledad como un territorio conquistado. Se van
descubriendo en la sonrisa, en las pausas incómodas. Acampas en su boca, detallas
cada pliegue seco de sus labios. Cuando habla, cuando mastica, cuando calla. Su
voz es un buen lugar para quedarse. Ella se entrega a tus sentencias. Escucha ávida
tu discurso bien hilado, la forma culta de tu expresión. A veces, baja la cara,
reprime el suspiro, lo guarda detrás del cabello. Y ríe. También te hace reír.
Finalmente, esta noche se inventan un
beso. Un beso que es un reclamo antiguo. Los poros se ponen de rodillas, las
rodillas pierden su templo. Sabes que
has cedido, que tus manos no querrán otro precipicio. Y lanzas tu pecho por las
escaleras. Sus muslos se convierten en una esperanza. Esta noche, ella también
se rompe. Sus cuerpos se atreven, se hacen
montaña, sudor, planetas… La piel agitada no vuelve a ser la misma. Su centro desnudo
vierte en tus moldes su sabor metálico, tú afirmas con tus dedos, con tu
lengua, con los últimos vestigios de tu defendido vacío. Te encauzas en sus
pechos… Amanece y su rostro, venciendo a la ventana, ya comienza a ser incendio.
Te abraza, y los días empiezan…
Los meses se están quedando sin
palabras. Cada mañana intenta convertirse en novedad. El asombro ha dejado
campo abierto a las estampas regulares. Todas las mañanas la despides con un beso
institucional. Todas las tardes la recibes con la misma corbata floja. Todas
las noches, la misma cama que quedó sin tender. Las mismas almohadas con los
mismos surcos. Se cuentan, ya no espejismos, sino responsabilidades. El delirio
puede esperar. Los cuerpos se excusan con el cansancio, con la llave del gas abierta, con las facturas pendientes, con las
seis de la mañana. Ya dejaste de andar descalzo. Las cortinas empiezan a acumular polvo…
Los momentos pasan, sin detenerse a
ser faroles. Tu piel ya no tirita. Ella no responde ya a tu misterio. Se
acostumbró. La ves y te extrañas. Ella te mira y se reclama. Un apretón de
manos es todo lo que queda en el inventario. Tú debes cruzar antes de que
cambie el semáforo. Ella ve llegar la camioneta de su ruta. Hay que apurar el
futuro. Cruzas la calle y el asfalto es un alivio. Ella sube a la camioneta y
el billete de veinte es el pasaje de regreso a su sonrisa.
A veces piensas en ella. La devuelves
a tu cintura por unos segundos, solo unos pocos, los suficientes para no tener
que recoger tus pedazos luego. Ella, tal vez te ha visto, sabes que te ha recordado cuando entra a alguna
librería. Eso es todo.
El tiempo sigue pasando. Las noches
ahora están rotas, es cierto, son más largas.
Tú… tienes una nueva muesca. Ella... termina siendo una cuartilla.
miércoles, 23 de marzo de 2016
No somos más
No somos más,
dijiste
enjaulada
en injusta caricia
a media tinta entre la pierna sutil
en vasos
con acera y temor…
lunes, 21 de marzo de 2016
...
Si tuviera que crearte de nuevo
te haría igual a quien eres
a ese soplo lleno de espuma
que confunde y arrebata...
te dejaría intactas
sonrisa y hastío,
perfilaría una vez más tu cuerpo
de arrancado desorden y temblor,
volcaría de nuevo en tu molde
cada palabra
cada boca
con la que me calcinaste
noches y maneras;
sufriría de nuevo
esta desdicha de tu ausencia
para invocarte
aunque sea en prosa y desventura.
Te haría exacta a esta nube que ahora eres
a esta trémula pregunta
en que se ha convertido
tu piel blanca,
te arrojaría, sin tantear
la espesura de esos labios
el recuento de cada beso…
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